lunes, 26 de marzo de 2012

El Recinto Imperial y la Ciudad Púrpura Prohibida. (2ª parte)


La mala suerte con el clima nos afectó tanto como a unos cuantos turistas chinos, que junto a nosotros, éramos los únicos que se aventuraban ese día a deambular por la zona.

Nos refugiamos por un buen rato debajo de una de la puerta de acceso al Recinto Imperial, que se haya dentro de la Ciudadela, llamada Ngo Mon, que según se cruza, deja a la espalda la Torre de la bandera.


Como bien se explica en las guías, el Recinto Imperal es otra ciudadela amurallada dentro de la Ciudadela. Sus muros cuentan con 6 metros de altura a lo largo 2,5 km de recorrido.

A pesar de la lluvia, el calor que sentimos bajo los chubasqueros era insoportable, llegando a confundirnos las sensaciones, ya no sabíamos si estábamos realmente empapados por el agua o por el sudor. Seguramente sería mezcla de ambas cosas.
Como nos aburrirnos de esperar a que parara de llover, y no lo hacía, empaquetamos las cámaras en bolsas plásticas y las guardamos dentro de las mochilas, que colocamos bajo nuestros chubasqueros, y con pinta de "guiris jorobados locos", entramos a visitar los entresijos del Recinto Imperial.


 En el Recinto Imperial, hay numerosas salas, con jardines, templos y otros edificios, casi todos en reformas ya que la mayoría se encuentran en ruinas, por culpa de los bombardeos durante la guerra, que se suponen que estaban la residencia del Emperador y los edificios de Estado del país.
 Hay también, algunos museos y exposiciones de objetos de la época de los emperadores.


La entrada, es bastante espectacular, con un bonito edificio con dragones, típico emblema de los emperadores, en su tejado, que al atravesarlo da un amplio patio, con otro enorme dragón amarillo que lo preside junto a otras figuras, dando una alta espectativa, que no corresponde con lo que a continuación, nos vamos encontrar dentro.
A pesar de todo, mientras paseamos el lugar, pudimos imaginar algo de la gloria y del esplendor que se debió haber vivido allí en otros tiempos.






















De las cosas más bonitas que pudimos ver mientras "serpenteábamos" por los senderos que atraviesan los jardines (o maleza más bien), hay que destacar la bonita Sala de los Mandarines, en donde nos refugiamos un rato de la lluvia, hasta que ésta nos dio un respiro y nos dejó proseguir con nuestra exploración del lugar.


En la breve tregua que nos dio la lluvia, llegamos a la zona central del Recinto Imperial, donde se supone que estaba la Ciudad Púrpura Prohibida.


La Ciudad Púrpura Prohibida, fue, como también definen las guías, otra ciudadela, dentro de otra, que a su vez está dentro de otra, pero hoy en día no queda sino el solar donde se encontraba, ya que fue arrasada por completo por los bombardeos.
Se supone que era de uso exclusivo para el Emperador y sus concubinas.

Vista desde el solar donde debería haber estado La Ciudad Púrpura Prohibida.

Desde allí, pudimos contemplar una bonita y relajante vista de todo el complejo, ya que se divisan desde un punto un poco más elevado, desde los templos laterales y los solares donde hubieron en su día otros edificios imperiales, hasta el edificio de la entrada principal, con la bandera de la torre al fondo.

Quedábamos ya prácticamente solo nosotros dos en todo el recinto, cuando la lluvia volvió a hacer acto de presencia. Pero esta vez, lo hizo de una manera algo más que virulenta., por lo que decidimos volvernos hacia la entrada, bastante más que contrariados...

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