El chico del Tuk Tuk, Sam Om, nos encontró mientras fotografiábamos las figuras y los templos colindantes de la Terraza de los Elefantes.
De allí, nos condujo siguiendo el itinerario que habíamos diseñado entre los tres por la mañana en el hotel, hasta el siguiente de los templos.
El templo de Ta Keo.
Una estructura piramidal de piedra enorme, de unos 50 metros de altura, rodeada por cuatro torres más bajas es lo principal de este betusto y austero templo.
La principal atracción aquí, fue subir las empinadas y largas escaleras, bajo el abrasador sol, ya que tampoco es que ofreciera grandiosas vistas, salvo las de la selva, y ya en lo alto, lo único que se podía hacer, era refugiarse del calor, en alguna de las torres.
Al bajar de la cima del templo, ya estábamos extenuados, así que buscamos a Sam Om, y le pedimos que nos buscara un sitio donde comer para descansar un poco antes de proseguir la visita.
Él, nos condujo a toda velocidad por las carreteras sin asfaltar entre la jungla, hasta que casi encallamos en entre el barro y los charcos.
Tuvimos que convencer a nuestro joven conductor para que nos dejara bajar del Tuk Tuk, y caminar a su lado, esquivando el barro, para evitar que se cayera en la trampa de agua y fango como les ocurrió a muchos de los otros Tuk Tuks.
Tuvimos que convencer a nuestro joven conductor para que nos dejara bajar del Tuk Tuk, y caminar a su lado, esquivando el barro, para evitar que se cayera en la trampa de agua y fango como les ocurrió a muchos de los otros Tuk Tuks.
Al llegar al restaurante que él eligió, lo convencí de nuevo, para que se sentara a comer con nosotros. El pobre pasó un mal rato, ya que era un chico muy tímido y solo hablaba unas cuantas palabritas en inglés, así que desde que pudo, se excusó y se escondió en el baño hasta que nos sirvieron la comida. Y desde que terminó su almuerzo, salió huyendo detrás de su encantadora sonrisa, diciéndonos que tenía que hacer no se que cosa al Tuk Tuk, antes de reemprender de nuevo la marcha y que nos esperaría en él.
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Nuestro Sam Om, conduciéndonos en su Tuk Tuk. |
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