sábado, 12 de noviembre de 2011

Bangkok. 5ª parte.

El mercadillo de Chatuchak y el MBK.

Después del episodio de los "estafadores", a pesar de que lo tomamos a cachondeo, no quedamos con muy buen cuerpo que digamos. Muy rápidamente nos estábamos cansando de que cada dos minutos te parase alguien para intentar sacarte dinero, cuando esto es lo normal aquí y sabíamos a donde veníamos.
Y nos molestaba sobretodo, haber perdido un par de horas valiosas, para poder cumplir con todo lo que queríamos hacer ese día.
A lo lejos, nos hacía señales el enésimo tuk tuk, le dí un grito que se debería haber oído en toda Tailandia: ¡Ven para acá!, en un santiamén, el conductor del tuk tuk, llegó sonriente hasta nosotros, jugándosela entre el tráfico dominical.

¡Te doy 20 Baths por llevarnos hasta Chatuchak! le solté con cara de pocos amigos. ¡NOOO! te llevo por eso, si hacemos dos paradas por el camino...nos contestó sin perder la sonrisa...¿?
Hablando por el camino, el señor nos explicó, que por llevar turistas a las tiendas, les ponen 2 litros de gasolina si éstos no compran, y 5 litros si hacen alguna compra.

Bueno, pues haríamos el "paripé", porque no pensábamos comprar nada.
Primera parada, una tienda de joyas en las que nos recibió un ladyboy muy "fisno" pero con un tono un poco borde. Se ve que por las pintas que llevábamos, adivinó que no éramos clientes de joyería...
Segunda parada, una sastrería de unos jóvenes indús, que nos volvieron locos para que nos hiciésemos unos trajes a medida, dándonos todas las facilidades que quisiésemos.
No coló.

Al salir de la tienda, divisamos el Sky Train.
El señor del motocarro nos ofreció dos paradas más para llegar al Chatuchak, pero ya le dijimos que no, estábamos perdiendo tiempo y decidimos seguir vía férrea.

Moverte en el Sky Train es una manera de desplazarte por Bangkok muy cómoda y rápida.

Llegamos sin dificultad al mercadillo de Chatuchak.
Es impresionantemente grande, y al contrario de lo que ponen en las guías, no es un sitio menos turístico que los otros mercadillos.





Habíamos casi tantos turistas como lugareños, y los precios de los productos son muy baratos si no te sales de la "chatarrilla".
 Si buscas algo mejor, se paga igual que en otros lados, es más, vimos cosas más baratas en la zona de Khao San.

Mari, me regateó un "pedazo de peluco" por unos 40€, marca Carrera (imitación claro), que guardé con celo todo el viaje y nada más ponérmelo el ultimo día del mismo, se le saltó un botón y se le descontroló la hora, a ratos se adelantaba y a ratos se atrasaba...

Lo que sí fue un triunfo, fue las mochilas más pequeñas que Mari nos consiguió, negociando duramente, para movernos más cómodos por las ciudades.

Yo por mi parte, en mi línea de ir dejando por el camino la ropa que se me va estropeando en los viajes, me agencié las típicas camisetas de las ciudades con estampados de los motivos turísticos, pero tengo que reconocer que yo no soy tan bueno regateando como mi compañera.

Cuando nos cansamos, comimos en los "puestuchos" de comida de allí mismo. A pesar de que pedimos que la comida no fuese picante, no hubo manera. Realmente para ellos no es picante lo que para nosotros sí.


Cuando el sempiterno calor húmedo pudo con nosotros, decidimos volvernos en el Sky Train, hasta la zona de los centros comerciales, en busca del famoso MBK y del aire acondicionado que ofrecería.

El MBK resultó ser una autentica pasada. Había tiendas de todo tipo, hasta puestos iguales a los callejeros, gente a mogollón de todas partes del mundo, rebuscando por aquí y por allá, dentro de un edificio gigantesco, imposible de ver del todo, y conectado además con los otros centros comerciales colindantes.





También aquí dentro, aparte de tiendas y restaurantes de todos los estilos, hay bancos y puestos de cambio de dinero, para dar todas las facilidades del mundo a todo aquel que quiera dejarse allí "las perras".

 Bastante decepcionado quedamos con los precios de las cosas buenas, sobre todo en electrónica. Por más que buscamos y preguntamos precios de PCs, tablets, cámaras de fotos, de vídeos, o smartphones, éstos son casi los mismos que aquí, por lo menos en Canarias.
Lo de que estas cosas son más baratas en Asia, es simplemente, un mito.



Preguntando el por qué a los vendedores (que te regateaban algo), nos explicaron que los precios de estas cosas son de lanzamiento mundial, por lo que poco pueden bajarlos.

Después de "patearnos" de lo lindo el MBK, oscurecido ya el día (hay que indicar que sobre las 18:00 empieza a anochecer), salimos a la calle en busca del Sirocco Sky Bar, el cual encontramos sin ninguna dificultad.

A la entrada, nos invitaron a volver más tarde, pero vestidos de otra manera, como de fiesta. Vamos que con las pintas que llevábamos no se podía subir.
Así que seguimos en dirección al río Praya, para tomar el bote express hasta la zona de mochileros donde teníamos nuestro hotel, cenar y ya veríamos si volveríamos después o ya lo dejábamos para los últimos días del viaje, después de haber hecho todo el circuito que pretendíamos.
De camino al embarcadero, decidimos que mañana nos iríamos a Ayutthaya, que nos arriesgaríamos a hacer la ruta original que teníamos prevista, que seguro que lo de las lluvias no era tan grave como se veía en televisión.

El chico que vigilaba en el embarcadero, nos preguntó en un inglés muy básico, cuál era el color de la bandera del Chao Praya que íbamos a utilizar. Naranja, le contestamos.

Cuando llegó un bote de pasajeros, habló con el barquero en su idioma, y este señor se bajó y nos explicó que ya no habían más barcos que llegaran a Khao San Road, así que no nos quedó más remedio que desandar lo recorrido, en busca del autobús Nº1 para alcanzar la zona del Wat Phra Kaew.
Fácilmente encontramos la parada y enseguida subimos al bus Nº1.
Los lugareños más humildes de Bangkok son los que utilizan este tipo de transporte público. Es muy barato, 13 Baths los dos billetes, sin comodidades, sin aire acondicionado y sometido a los problemas del tráfico de las ciudades asiáticas.

Todos los pasajeros, los que estaban, los que se subían y los que se apeaban, se quedaban sorprendidos de ver a dos guiris allí dentro, y nadie hablaba inglés, ni siquiera el conductor ni el joven cobrador, un niño de menos de 20 años. La comunicación con ellos era difícil, por lo que recurrimos a los mapas para saber si íbamos en la dirección correcta. En un momento dado, el gentil y amable cobrador, que hablaba con alguien por teléfono, me hace una indicación para que me ponga al aparato, al otro lado, alguien me pregunta en inglés por nuestro destino, y al yo responderle, entre risas, me confirma que estamos en el bus correcto.
Se ve que fuimos la "comidilla" del día, como lo fue para nosotros la palanca de cambios del autobús que utilizaba el malhumorado conductor. ¡La habían sustituido por el palo de una fregona!
Cuando llegamos a nuestra parada, todo el mundo nos despidió con amplias sonrisas, los pasajeros, el inberbe cobrador y hasta el señor conductor, prosiguieron su camino mientras agitaban la mano diciéndonos adiós y gritándonos bye bye!!!
Buscamos cena en Khao San Road, y decidimos irnos al hotel, a preparar las mochilas y acostarnos temprano, para mañana irnos a la estación de tren en busca de transporte para Ayutthaya...

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