Más descansados, por fin, pero igual de extraños con el cambio de hora, estábamos despiertos desde las 6:30 de la mañana.
Nos levantamos ya con el plan trazado, que sería ir caminado hasta la estación de tren de Hualamphong a por el Sky train, para transportarnos hasta el mercado de fin de semana de Chatuchak.
Nos equivocamos en dos cosas. Primera, que la estación no estaba tan cerca como pensábamos y segunda, en el camino a tomar para caminar hasta ella, debido a que el mapa, se nos empapó y lo perdimos ayer en el Wat Arun, culpa de la lluvia.
Así que, dimos un enorme rodeo, caminando entorno a una hora, bajo un calor y humedad aplastante, hasta que decidimos buscar una tienda donde comprar un mapa. El que conseguimos, por menos de 1€ al cambio, resultó no sernos muy útil ya que estaba escrito en Thai, y lo que señalaba más bien, eran las líneas de bus públicas.
Así que proseguimos un poco despistados, hasta que llegamos a una enorme rotonda, desde dónde se divisaba la Golden Mountain o Colina Dorada.
Mientras nos poníamos de acuerdo Mari y yo con el mapa abierto sobre la ruta a tomar, se nos acercó un sonriente señor con intención de ayudarnos. Con la experiencia que ya tenemos en Asia con éste tipo de personas que "se te acercan a ayudarte", es lógico que desconfiáramos de él. Incluso le dimos algún desplantillo que otro, del tipo:" no nos interesa", o "¿Tienes el tuk tuk?" El señor se limitó a decirnos que no, que él era empleado público y que trabajaba en los jardines de no sé qué palacio. Y prosiguió con sus preguntas para indicarnos el camino.
Cuando nos hubo orientado, nos dio una charla, para advertirnos sobre los peligros de las estafadores y los timadores, sobre todo de las agencias de Khao San Road, que no daban garantías de ningún tipo y nos aconsejó, que fuésemos a alguna agencia de turismo oficial. Nos indicó que al lado del cuartel de la policía de una calle cercana, había una Agencia de Turismo oficial, y se fue.
Nos quedamos un poco mal por haber sido tan desconfiados con el hombre, después de todo, en otros lugares de Asia, como en Hong Kong, ya nos había pasado lo mismo, cuando nos veían sacar el mapa, se nos acercaban con un Can i help you, sir?
Bueno, pues fuese como fuese, ya que estábamos allí, y que la situación meteorológica nos tenía muy preocupados por todo lo que estábamos oyendo, decidimos acercarnos a ver esa agencia oficial, para preguntar cómo estaba la cosa en Ayutthaya, que es a donde teníamos planeado buscarnos la vida para partir mañana.
Nada más ponernos a caminar, se nos acercó otro hombre preguntándonos hacia dónde íbamos. Le indiqué a donde y él me contestó que casualmente él era policía, y que esa agencia, estaba enfrente de a donde él iba, a su cuartel, que nos acompañaba.
No sé, desconfié nuevamente, pero me pareció demasiado rebuscado.
Así se lo hice saber a Mari.
Al llegar a la agencia, que por fuera no tenía mala pinta, vimos efectivamente que enfrente había un cuartel y que nuestro acompañante se despedía caminando en esa dirección, así que decidimos entrar a ver qué nos decían.
Así se lo hice saber a Mari.
Al llegar a la agencia, que por fuera no tenía mala pinta, vimos efectivamente que enfrente había un cuartel y que nuestro acompañante se despedía caminando en esa dirección, así que decidimos entrar a ver qué nos decían.
Para empezar, por dentro, esa "Agencia de Turismo Oficial" ya no parecía tan buena, y el tío que nos atendió, tenía una pinta de "chulo de barrio" que no se aguantaba ni él mismo.
Después de las típicas charlas, nos preguntó por lo que queríamos hacer durante todo el mes, y se ofreció para organizárnoslo todo él, en un "plan de ventas" un poco agresivo, vamos a decirlo así, que no nos gustó del todo, por lo que le respondimos, que preferíamos ver como irían saliendo las cosas e ir improvisando, que para eso, ya lo hubiésemos organizado todo desde nuestro país.
Le volvimos a insistir en cómo estaba la situación en Ayutthaya y en el norte de Tailandia, para que nos vendiese él los billetes del tren, o si no se podía ir por la lluvia, buscar alternativas. Él, rápidamente nos indicó que la cosa pintaba mal para el norte, que si queríamos que nos buscaba billetes de avión para Camboya o Viet-nam. Bien, le dijimos, chequéanos precios...¡Y ya lo vimos todo claro cuando nos dio los precios de los vuelos! Nos estaba pidiendo como 700€ a cada uno por unos pasajes que ya sabíamos desde casa, que de más de 150 no pasaban.
Le volvimos a insistir en cómo estaba la situación en Ayutthaya y en el norte de Tailandia, para que nos vendiese él los billetes del tren, o si no se podía ir por la lluvia, buscar alternativas. Él, rápidamente nos indicó que la cosa pintaba mal para el norte, que si queríamos que nos buscaba billetes de avión para Camboya o Viet-nam. Bien, le dijimos, chequéanos precios...¡Y ya lo vimos todo claro cuando nos dio los precios de los vuelos! Nos estaba pidiendo como 700€ a cada uno por unos pasajes que ya sabíamos desde casa, que de más de 150 no pasaban.
Será que intuyó lo que hablábamos entre nosotros con cara de sorna y sonrisitas, que de repente el colega, sin mediar palabra, se levanta con malas formas de la mesa, camina hasta la habitación de al lado, de donde sale con unos cuencos de comida y se va a la calle, se sienta en una mesa y se pone a comer tranquilamente, como si no existiésemos, con una cara de despotismo y con una chulería que no te menees...
Mari y yo permanecimos un minuto sentados delante de la mesa donde nos dejó plantados, mirándonos perplejos, con una sonrisa de oreja a oreja, alucinando con la cara dura de estos tíos.
Todo, absolutamente todo, fue un intento de estafa en toda regla, una pantomima que parecía demasiado rebuscada para ser cierta, pero es lo que era y no hay más.
Nos levantamos, salimos, nos despedimos muy irónicamente del "listillo", al que se le hincharon las venas del cuello y se le puso la cara roja de la rabia, encima, como si hubiésemos sido nosotros los que le intentaron "chulearlo" a él y proseguimos nuestro camino alucinados con la tremenda cara dura de semejantes personajes.
De todos modos, hay que decir, le duela a quién le duela, que este tipo de situaciones, son de lo más normal. Al tener cara occidental, en toda Asia, dan por supuesto que eres "un tonto de remate al que se le caen los dólares de los bolsillos", y por supuesto, ellos van a recogerlos. No hay que alarmarse tanto, ni tomárselo tan a la tremenda ya que aquí, se hacia exactamente lo mismo con los turistas no hace tanto tiempo.
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