sábado, 17 de diciembre de 2011

Los templos de Angkor. 9ª parte. Preah Khan, La Espada Sagrada.


El chiringuito donde almorzamos, estaba muy cercano a uno de los complejos de templos más grandes de Angkor, el Preah Khan, que significa algo así, como la Espada Sagrada.




Así pues, caminamos un poco hasta allí, y dejamos a Sam Om tomando la siesta en la parte trasera del chiringuito, junto con otros conductores de Tuk Tuks, que tenían a tal efecto, unas hamacas estratégicamente colocadas.







El paseo se hizo muy agradable, a pesar de la eterna humedad del ambiente, ya que para acceder a la puerta de entrada el Preah Klan, tuvimos que adentrarnos un poco en la jungla y cruzar unos puentes con tallas en piedra muy singulares y bonitos.


Quizás, la entrada, no es la más espectacular de los templos de Angkor, pero lo que hay dentro no desmerece en nada a los mejores del lugar.


No solo es un recinto grande, donde perderse deleitándose con los restos de esas maravillas arquitectónicas que se construían por el hombre hace más de 3.000 años, sino que forma un entramado de pasillos y estancias, similar a un laberinto.

Esta repleto de bóvedas, oscuros y estrechos corredores que dan a patios, estanques, muros donde las raíces de los árboles se han instalado con el abrazo de sus enormes raíces.
Además, contiene numerosas tallas decapitadas, y relieves con las representaciones del "batido del Océano leche" hindú.

Todo ello adornado por doquier, con los montones de enormes bloques de piedra con líquenes y musgos incrustados, producto de la obra el tiempo y sobre todo de la naturaleza, que lenta pero impasible, ha ido deteriorando hasta derruir numerosas de las edificaciones de estos templos.

Fue sin duda, uno de los sitios que más nos gustó y disfrutamos de él.

Aquí, realmente sentimos que estábamos en el lugar que habíamos venido buscando, pues no es una parte de la zona temática de los templos, que esté excesivamente "turisteada", por así definirla.

La afluencia de gente, es infinitamente menor que en otros complejos como pueden ser el Angkor Wat, o el Angkor Thom, con el templo de Bayon como su principal reclamo.
Este lugar, se define en las guías, como un magnifico contrapunto al Ta Prohm, y nosotros damos fe y atestiguamos que es cierto. Además, debido a la afluencia masiva de turistas, seguramente provocada por el hecho de que se rodara la película de Tom Raider allí, éste esta hasta mejor conservado.
 Pudimos relajarnos y sentarnos a descansar en lo alto de uno de los edificios del templo, y disfrutar de la soledad, de los sonidos de los pájaros de la jungla...hasta que una vez más, aparecieron los niños.
 Esos niños, que nos rompen el corazón a cada vez que nos los encontramos con cada paso que damos y que sin embargo, es curioso y chocante la cara de felicidad y los murmullos de risas que portan siempre consigo.
Después de un rato de descanso, exploramos a conciencia el lugar, encontrándonos a nuestro paso, preciosos estanques donde perder nuestro tiempo fotografiando todo lo que pudimos, y al igual que en el Ta Prohm, en los muros exteriores, las impresionantes raíces de los gigantescos árboles de la jungla, que se han ido adueñando de los huecos entre los bloques de piedra. Una de las imágenes únicas del mundo, por la que vinimos hasta aquí.

A la salidadel Preah Khan, le pedimos a Sam Om, que nos llevara de nuevo a ver el Angkor Wat.


A pesar de que nos quedaban multitud de templos que ver, mañana teníamos planeado un cambio de ruta que nos alejaría de la posibilidad de volver a ver esa maravilla única, motivo de nuestra presencia en este país, y deseábamos sentir la profunda sensación que nos abordó la primera vez que cruzamos la inmensa avenida que conduce al templo del interior de Angkor Wat. No queríamos irnos sin volverlo a ver con nuestros propios ojos.

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