lunes, 9 de enero de 2012

Los niños del Lago (6ª parte).

Una de las imágenes más entrañables por un lado, pero al mismo tiempo, más dura de soportar en este tipo de viajes, es la que nos dejan los niños.


En el poblado del lago del Kompong Phhluk, además, fue impactantemente curiosa.
 Por todo el poblado, pudimos observar muchos niños. Bien adaptados al medio acuático en el que viven durante gran parte del año, los hace extremadamente ingeniosos, casi tanto como la belleza "natural "que desprenden.


Los artefactos flotantes con los que se trasladan por las aguas de los canales que hacen las funciones de calles en su pueblo, para deambular de un lado a otro, de sus casas a la de sus amigos o para asistir al colegio, los hace increíblemente especiales e irresistiblemente divertidos para observarlos.


Como en otros países un poco "menos desarrollados" que el nuestro, vamos a llamarlos así, a los que hemos viajado, la huella que nos ha dejado la imagen de la pobreza en la que viven, pero curiosamente, en contrapunto con la felicidad que emanan, es imborrable.


Lo peor de todo, es ver que son frecuentemente utilizados como reclamo para conseguir dinero de los turistas, como por ejemplo, en China, los niños que correteaban por las montañas del sur del país como si fuesen bandadas de gorriones, y que te insistían junto a sus madres para que les compraras baratijas, o tanto en Túnez como en Egipto, que si te sentabas en una terraza a tomar algo, veías a sus propios padres mandándolos a dar con nosotros. Al igual que aquí en Camboya y poteriormente en Viet-nam, no conseguimos dejar de sentir del todo esa triste realidad.


A pesar de todo, cuando intentas comunicarte con ellos, con cualquier simple broma que les hagas, las ingenuas sonrisas y carcajadas de los niños, quieras o no, te "tocan".

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