domingo, 13 de noviembre de 2011

Bangkok. 6ª parte.

El gran cambio de ruta.
La Golden Mountain y el Parque Lumphini.

Nos levantamos, como siempre temprano, con renovada ilusión, y terminamos de preparar nuestras mochilas con intención de irnos a la estación de trenes, destino Ayutthaya.

Al ir a recepción a hacer el check out, la señora que nos atendía, nos preguntó que dirección tomaríamos, le dijimos que queríamos dirigirnos al norte. Nos advirtió muy preocupada que ni se nos ocurriera, que había tenido noticias de familiares suyos, de que había estado lloviendo tanto, que Ayutthaya estaba anegada por el fango y que se preveía que la cosa fuera a peor.
Nos invitó a que esperásemos al chico de la agencia de viajes que estaba en el hotel o que fuésemos a algún otro a pedir información, pero que creía que le estaban recomendando a los extranjeros no subir.

Como la agencia del hotel aún permanecía cerrada, volvimos a la habitación, soltamos las mochilas y fuimos a preguntar a alguna de las numerosas agencias de viajes de Khao San Road. Nos dijeron lo mismo que la señora y preocupados retornamos al hotel, donde un "chico" de unos cincuenta años, con aspecto muy gay, ya estaba trabajando en el mostrador que tenían como agencia de viajes en el hall del mismo.
Monumento a la Democracia, esta vez, de día.

Cuestionado por el asunto de Ayutthaya, nos explicó que anoche se había desbordado en río y que la zona monumental se hallaba bajo las aguas, con problemas muy graves para la población local.
El tema era que no había parado de llover desde junio en el norte del país, y las aguas estaban bajando poco a poco, provocando inundaciones y destrozos a su camino en dirección a Bangkok.

Al ver el panorama, ni lo dudamos. Sobre la marcha decidimos hacer un cambio de sentido a nuestra ruta, contraria a la que teníamos planeada. Nos iríamos primero en dirección a Camboya, y seguiríamos bajando hasta el sur de Viet-nam. De allí subiríamos recorriendo ese país hacia el norte y finalmente, entraríamos de nuevo a Tailandia desde el norte, para ir descendiendo hasta llegar nuevamente a la ciudad de Bangkok.

Allí mismo, pagamos los tickets de un mini-bus hasta la frontera con Camboya en Poipet y dejamos arreglado un taxi desde allí, para proseguir hasta Siem Reap.

Hoy, ya no podríamos hacer nada por emprender ruta alguna, o sea que tendríamos que seguir haciendo turismo por Bangkok y damos fe de que como casi siempre pasa, de lo inesperado, es de lo que casi mejor recuerdo guardamos.

Después de deambular un rato entre los callejones llenos de puestos de comida, sin saber muy bien a dónde dirigirnos, decidimos buscar la Golden Mountain, ya que el domingo nos la habíamos tropezado por el camino, en el capítulo de los estafadores, y nos pareció tener buena pinta.

Por el camino, nos tropezamos nuevamente con algunos de los puntos de interés de la ciudad, como por ejemplo Monumento a la Democracia ,para verlos pero esta vez de día.
Imagen de la cima de la Montaña Dorada, mientras ascendíamos por sus escaleras.
Llegamos después de un ratito caminando. A pesar del mal aspecto que tiene toda la zona alrededor, tenemos que indicar, que es uno de los sitios donde más tranquilidad respiramos en toda la ciudad y a pesar de que no es uno de los Wats más nombrados o recomendados, a nosotros nos gustó muchísimo.
 
Tampoco es que tenga demasiadas cosas diferentes, sobretodo, después de estar ya un poco saturado de tantos Wats, pero lo que sí tiene, es un ambiente, un aroma intangible, un algo que lo hace especial.

La Montaña Dorada o Golden Mountain, es una colina artificial ambientada en color blanco, que se sube por unas rojas escaleras que la rodean, muy bien cuidadas y adornadas con bonitos árboles y jardines repletos de cascadas artificiales, con gongs y campanas repartidas a lo largo del camino, para llegar finalmente a un santuario con un buda y una terraza panorámica de 360º de la ciudad.
Las vistas, no es que sea de las mejores de Bangkok, pero hay que verlas.


Allí pasamos gran parte de la mañana, contemplando la actividad religiosa de los paisanos, paseando y observando los muchos recodos del lugar y refugiándonos cada poco tiempo del inmenso bochorno del día.



Creemos, que después de la tensión de la mañana, por no saber muy bien a donde dirigir nuestros pasos, y ahora ya, al tener un plan decidido para el día siguiente, nos relajó tanto, que por eso nos resultó tan agradable y disfrutamos tanto del sitio.

 Justo antes de entrar a la Golden Mountain, hay un klong, (un klong, es un canal de agua ramificado del río principal, que aquí es el Phraya) y nos percatamos de un embarcadero que operaba con gente local. Observamos el mapa y creímos acertadamente que éste, debería conducir a la zona de Siam, donde se situan los centros comerciales y el MBK.


Así, que como dos Tailandeses más, nos subimos a la embarcación e hicimos un gran esfuerzo por comunicarnos con la vendedora de tickets, ya que allí no hablaban nada de inglés, pero con el idioma internacional de la mímica, los mapas y algunos dibujitos, nos orientamos y trasladamos hasta nuestra parada.

No sé porque, porqué hemos leído en otros foros tanto acerca del romanticismo de moverte por estos klongs. Éstos en concreto (creemos que se llamaban Balangphu y Saem Saeb), son meros carriles para el transporte, con el agua tan sucia y contaminada, que los usuarios, levantan por medio de unas cuerdas, unas telas laterales para evitar las salpicaduras de la infecta agua, y casi no se ve nada. De todos modos, lo que hay para ver, es "chabolismo", gente viviendo entre la basura y la más triste de las pobrezas.
Nuestro transporte a través de los Klongs.

Llegamos a nuestro destino, sin ninguna dificultad, y al apearnos del bote, como de costumbre la gente se despidió de nosotros entre sonrisas, como pensando qué hacen estos guiris locos moviéndose por aquí, y nos encaminamos al MBK donde almorzaríamos en un restaurante de lo más peculiar.

Una serie de restaurantes de diferentes tipos de comida distinta se sitúan en unas de las plantas bajas del MBK.
Primero, en una caja común, tuvimos que comprar unos cupones de diferentes cantidades de dinero y luego íbamos canjeándolos por los platos que nos apetecían de cada uno de los puestos...un poco "chorra" toda esta parafernalia, es más fácil comprar lo que quieras en cada uno de estos puestos, y ya está, pero ellos sabrán...La anécdota fue que la chica se equivocó al darme tickets por otro valor distinto al dinero que yo le dí. 
Entrada al parque Lumphini.


En principio yo pensé que era de menos, por lo que entre ella y yo, al no entendernos, montamos un atasco que no veas en la caja.
Todo el mundo miraba con curiosidad nuestra discusión, hasta que llegó un chico que sí hablaba algo de inglés y lo solucionamos.
Al terminar de pedir nuestra comida, nos dimos cuenta, de que en realidad, la chica nos había dado cupones de más en vez de de menos, por lo que al irnos, se los devolví, no fuera que encima tuviera que pagarlos ella de su bolsillo. Ella lo agradeció con una sonrisa, a pesar del mal trago que le hice pasar hacía solo un rato, pero creemos que no entendió del todo el porqué yo le devolvía ahora esos cupones...




Después del almuerzo y un Ice Coffe with Milk delicioso, que sería nuestra bebida favorita en todo el viaje, y de esperar un ratito a que pasase el abrumador calor del mediodía, salimos del MBK en busca del Sky Train, para movernos hasta la zona del Silom e ir a ver uno de los pulmones de Bangkok recomendados, el Parque Lumphini.
El Parque Lumphini esta descrito en las guías, como un lugar donde escapar de Bangkok sin salir de él. Eso es totalmente cierto.



Es otro de los lugares donde temporalmente te olvidas del jaleo y el bullicio de coches, motos, vendedores, etc...
Un lugar limpio y confortable, con un lago artificial con aguas cristalinas, donde numerosas aves se dan cita, y al atardecer, numerosos tailandeses y chinos practican bailes y aerobic al ritmo de estrambótica música tecno.
Muy al estilo de los parques del Templo del Cielo o el Parque de la Gente, que vivimos en Pekín y Chengdú respectivamente, cuando el año pasado visitamos China.



Nos encantó el ambiente que saboreamos en el Parque Lumphini.

Paseamos tranquilamente por allí, hasta que nos dimos cuenta que se nos echaba el tiempo encima para el último Chao Phaya Express, no queríamos que nos pasara como el otro día, así que emprendimos el camino hasta el río.

La anécdota aquí, fue que pagamos y nos subimos al primer barco que pasó, pero a mitad de camino, la cobradora, nos dice que el billete es para el barco de bandera naranja, que es más lento y que éste es de bandera amarilla...¡ah! pues no sabíamos que la banderita diferenciaba las clases, así que nos bajamos en el siguiente embarcadero y esperamos al de bandera naranja, que es casi igual al otro barco, un poco más pequeño y un poco más lento, pero vamos, que no notamos esa diferencia como para poner precios diferentes...cosas de ellos.
A mitad de camino, vimos la silueta del Wat Arun, magníficamente iluminado, en una noche que se había vuelto preciosa a pesar de que durante todo el día amenazó una lluvia que no llegó, por lo que nos bajamos en esa zona a fotografiarlo bien.
Vista nocturna del Wat Arum.
Una vez hecho ésto, caminamos a en dirección a nuestro hotel buscando cena de camino. Conseguimos más Pad Thais y cervezas Singha.
Después de la ducha correspondiente y necesaria en el hotel, guardamos la guía de Tailandia y sacamos la de Camboya, pues mañana tocaba palizón de ruta hasta el país vecino...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...